Resumen
Entendemos por economía la ciencia social que estudia como el individuo, las familias, las empresas, las administraciones, el Estado, etc., se organizan para administrar aquellos recursos que hay aprovechables o disponibles con el objeto de satisfacer todas sus necesidades primarias y así lograr el mayor bienestar posible. La Antropología económica es una subdisciplina de la Antropología social que se interesa en la economía como parte de la cultura y cómo esta se rige por normas ideológicas, religiosas, políticas, etc., pero no por una lógica racional puramente económica.
Palabras Clave: Producción, intercambio, consumo, reciprocidad, redistribución.
Un poco de Historia
El “padre” de la economía moderna se puede decir que es Adam Smith (en el siglo XVIII), ya que sus ideas sobre el egoísmo de las personas, el libre mercado, la división del trabajo o la productividad revolucionaron este ámbito enormemente hasta el día de hoy.
La antropología económica es una de las subdisciplinas de la antropología social que se pueden catalogar como fundacionales, ya que fue una importante área de estudio de las investigaciones etnográficas desde que la antropología se instituyó como ciencia a finales del S. XIX. Lo que se buscaba eran los orígenes de las instituciones económicas, y esto se suponía que se encontraría en el estudio y observación de los pueblos primitivos. El objetivo era documentar las formas y procedimientos que empleaban para cubrir sus necesidades. Los primeros antropólogos defendían que existía una “economía primitiva” y no solo eso, sino que también se pretendía encontrar teorías económicas y leyes aplicables a todas las sociedades –como Raymon Firth o L. H. Morgan con sus planteamientos evolutivos unilineales basados en que los procesos económicos iban por etapas desde estadios más primitivos o simples a otros más complejos o modernos–.
Los primeros acercamientos en este campo los hicieron L.H. Morgan en “La Sociedad Primitiva” (1877) y Robert Lowie en “Ancient Law” (1920). Hubo una segunda etapa denominada “Economía de los pueblos primitivos” con grandes antropólogos como Bronislaw Malinowski y sus publicaciones como “La economía primitiva de los isleños Trobiand” (1920) o también “Los argonautas del Pacífico Occidental (1922); Marcel Mauss “El ensayo sobre el Don” (1925) y Raymond Firth, con “We, The Tikopia” (1936). Sin embargo, la obra que se considera fundacional y más específica de la antropología económica es “The Economic Life of Primitive People” de Melville Herskovits en 1940.
Es interesante comprobar que el material extraído del estudio de las sociedades primitivas demostraba que lo económico forma parte de la cultura y que se rige por normas ideológicas, religiosas, políticas, etc., pero no por una lógica racional puramente económica. Así mismo, se buscaban fórmulas económicas alternativas al capitalismo.
Esta subdisciplina ha venido evolucionando y sigue aplicándose de muchas maneras en la actualidad. Aunque claramente dialoga con la ciencia económica, se diferencia de esta en la búsqueda de otros presupuestos de implicación cultural, analizando lo que realmente hace la gente y por qué lo hace. Así, la antropología económica describe procesos económicos cuestionando que su comprensión se deba a elementos racionales e interesados, mientras que la economía estudia los mecanismos de interacción del mercado contemporáneo o las decisiones empresariales e individuales, dando por hecho que subyace a todo ello criterios de racionalidad, formalizando proposiciones comprobables y reglas acerca de los fenómenos económicos.
Lo curioso de todo esto, es que dentro de nuestras sociedades capitalistas, se producen otras fórmulas económicas que conocemos como “informales” sin regulación estatal y que emplea la gente para la subsistencia diaria, como por ejemplo, la prostitución, la mendicidad, la artesanía, mercadillos, etc. Este tipo de economía es precisamente de mucho interés para la antropología económica.
Economía y Cultura
La cultura es el elemento principal que ha permitido a los distintos grupos humanos adaptarse y prosperar en todo tipo de entornos naturales tanto flexibles como extremos. Un hecho indudable es que todos los seres vivos deben alimentarse y, aunque todos los seres humanos tenemos las mismas necesidades básicas, es cierto que se da una diversificación enorme en la forma en que cada grupo humano satisface esas necesidades, las cuales pueden ser parecidas o completamente diferentes. La antropología económica se centra en esa diversidad de provisión y aprovechamiento de los medios de subsistencia estudiando cómo se obtienen esas necesidades –alimentación, refugio, indumentaria, objetos, etc.–. Por lo tanto, un antropólogo económico investiga como se produce un bien, como se intercambia y como se consume, además de otros elementos como los fundamentos del trabajo humano, el uso de los materiales o el conocimiento que emplean los diferentes grupos humanos para satisfacer sus necesidades. Así, tenemos tres áreas importantes: producción, intercambio y consumo. La primera es la transformación de la naturaleza en materias útiles o de necesidad. La segunda es la distribución de esas materias entre los diferentes grupos humanos y la tercera trata del uso que se le dan a esos bienes.
Un concepto muy importante es lo que entendemos por modo de producción: relaciones sociales humanas con el objetivo de extraer la energía de la naturaleza, para modificarla y transformarla a través del trabajo. Karl Marx fue uno de los pioneros que formularon una periodización de la historia a través de los modos de producción:
- Comunismo primitivo
- Esclavismo
- Feudalismo
- Capitalismo
- Socialismo
Lewis H. Morgan, padre fundacional de la antropología social se basó en tres estadios, a partir de sus ideas erróneas sobre evolución unilineal, pensando que todos los grupos humanos pasaban ineludiblemente por ellos:
- Salvajismo (caza y recolección con formas sociales rudimentarias)
- Barbarie (alfarería, domesticación de animales, agricultura, fundición de metales, formaciones de aldeas y clanes).
- Civilización (estadio máximo de la cultura, formación de la escritura, formación de la familia monógama, los primeros gobiernos, vida urbana, etc.).
El antropólogo Eric Wolf también se apuntó al estudio de los modos de producción. Para él también eran tres:
- Doméstico (el trabajo se organiza a través de las relaciones familiares de parentesco, donde se dan estructuras sociales más igualitarias). De este tipo serían representativos los !Kung del Kalahari. Para ellos toda propiedad es colectiva, altos niveles de participación y la dominación social es mínima.
- Tributario (los productores pagan tributo a las autoridades que tienen la hegemonía política, religiosa o militar). Sociedades precapitalistas donde existían gobernantes y súbditos, como la Europa feudal, los Incas, los Mayas, China imperial, etc.
- Capitalista (es el sistema en el que estamos inmersos hoy en día, donde los capitalistas poseen los medios de producción, los trabajadores venden su fuerza de trabajo a éstos y se generan excedentes que se reinvierten).
Existen tres tipos de intercambio: intercambio de mercado (en el que se centra la economía moderna, donde se usa el dinero, la negociación, criterios de oferta y demanda y principios de racionalidad), la redistribución y la reciprocidad, que es lo que estudia fundamentalmente la antropología económica.
En la reciprocidad se intercambian bienes y servicios pero con la particularidad de que estos implican sentimientos identitarios y de obligación entre las partes –de este tipo de intercambio es representativo es papel que juega el don o el regalo, donde se entrega un objeto de valor sin esperar retribución inmediata, sin mediar acuerdo alguno. Marcel Mauss descubrió que la economía de los dones generaban tres tipos de obligaciones: dar, recibir y devolver. Sin embargo, lo que subyace a este tipo de intercambio era que generaban vínculos muy fuertes entre los diversos grupos culturales que lo aplicaban –un ejemplo interesantísimo sobre esto es la economía circular del kula explicada por Malinowski (1975) en su famoso libro “Los Argonautas del pacífico occidental” donde se intercambiaban collares y brazaletes de forma simbólica con el objeto de establecer alianzas entre tribus–. De hecho, en la Navidad, los cumpleaños o el “día de los enamorados” nos regalamos objetos con el fin de seguir consolidando nuestras relaciones en una especie de circuito similar al kula.
Archivo:Museo Nacional de Etnología, Osaka – Collar de conchas utilizado para el intercambio de Kula (soulava) – Islas Trobriand en Papua Nueva Guinea – Hecho en la segunda mitad del siglo XIX – Colección George Brown
En la redistribución es necesario que haya una autoridad u organización centralizada que se encargue de distribuir los bienes, aunque sea en grupos sociales de pequeña escala –esta autoridad puede ser un sacerdote, un jefe u otra institución social que recolecta las distintas contribuciones de sus miembros para luego distribuirlas). Uno de estos ejemplos más claros de proceso redistributivo es una ceremonia que fomentaba las relaciones, la interacción y el intercambio denominada “Potlach” y que practicaron etnias como los kwakiutl, los haida o los tlingit de la Columbia Británica (Canadá), hasta mediados del siglo pasado. Esta ceremonia consistía en un gran banquete entre dos tribus, llevada a cabo por un anfitrión (el jefe de la tribu), donde este derrochaba sin contención alguna todos sus bienes, si fuese necesario, a cambio de prestigio social. Cuanto más regalos daba a sus invitados más fama y prestigio a cambio recibía. La competencia entre estas tribus para despilfarrar o destruir sus propios bienes era tremendamente feroz. En realidad, aunque parece algo ilógico, esto no era más que un intercambio entre grupos, dado que en las épocas de bonanza siempre aparecía un anfitrión diferente, donde lo que se buscaba no era más riqueza o artículos de necesidad, sino aquello que los antropólogos denominamos como “universal cultural”: el prestigio. Todos observamos en nuestro día a día como los famosos, las “grandes fortunas”, las empresas, los gobiernos, etc., derrochan lo que haga falta con tal de conseguir reputación, admiración, respeto y confianza. Si se analiza detenidamente el “potlach” se llega a la conclusión de que todo lo que se regala en realidad son productos de necesidad para otros grupos que a su vez esperarían a otro “potlach” para contribuir de igual forma.
La tercera fórmula de distribución de bienes y servicios es el mercado, que puede ser un lugar físico o no, donde los intercambios son regulados por distintas instituciones empleando mecanismos de oferta y demanda, donde el dinero se emplea para la mayoría de las transacciones como elemento de cambio.
En conclusión, vemos que los humanos compartimos e intercambiamos relaciones mediante productos, regalos, bienes, servicios, conocimientos, saberes, etc., o lo que para Lévi-Strauss, el gran antropólogo francés era los tres tipos de intercambio fundamentales: mujeres, bienes y símbolos.
Formalistas, Substantivistas y Materialistas
Como no podía ser de otra forma, pues la antropología siempre está debatiendo sus propios principios, surgieron dos corrientes antropológicas en 1940 que se enfrentaron arduamente para definir qué era lo económico: la corriente formalista (Firth y Herskovits) y la substantivista (Polanyi, Dalton y Bohanam). “Según Herskovits, Leclair, Burlíng, Salisbury, Schneider y todos los que se distinguen a sí mismos como «formalistas», la ciencia económica tiene por objeto el estudio del «comportamiento humano en tanto que relación entre unos fines y unos medios escasos que tienen usos alternativos» (…). Karl Polanyi, Georges Dalton y quienes se declaran partidarios de una definición «substantivista» y no formal de lo económico, entienden por economía de una sociedad las formas y las estructuras sociales de la producción, de la distribución y de la circulación de bienes materiales que caracterizan a esta sociedad en un momento dado de su existencia” Llobera (1981: 13) .
La antropología económica también ha bebido mucho de las teorías de Karl Marx, desarrollándose una etapa materialista a partir de 1960 con varias corrientes principales muy importantes: ecología cultural (J. Steward, Rappaport y Vayda); materialismo cultural (M. Harris) y el estructuralismo francés (Meillassoux, Terray, Godelier, Sahlins y Lèvi-Strauss).
Para iniciarse en los estudios de antropología económica, son muy interesantes los libros como “Vacas, Cerdos, Guerras y Brujas” de Marvin Harris o sus teorías sobre “la vaca sagrada de la India”, la prohibición de comer cerdo en los países musulmanes, etc. –para este autor, la cultura se forma según las condiciones materiales con las que una sociedad convive–. Sobre los estudios de economía de los pueblos primitivos también es muy recomendable “Economía en la Edad de Piedra” de Marshall Sahlins o “Ensayo sobre los Dones” de Marcel Mauss.
Bibliografía
HARRIS, M. (2003) “Vacas, credos, guerras y brujas” El libro de bolsillo. Alianza Editorial. 24ª reimpresión. Madrid.
LÉVI-STRAUSS, C. (1972) “Antropología Estructural” EUDEBA, Buenos Aires, Argentina.
LLOBERA, J.R. (1981) “Antropología Económica. Estudios Etnográficos”. Editorial Anagrama. Barcelona.
MALINOWSKI, B. (1975) “Los Argonautas del Pacífico Occidental” 2da. Edición, Ediciones Península, Barcelona.
MAUSS, M (1979). “Ensayos sobre los dones, motivo y forma del cambio en las sociedades primitivas” en Sociología y antropología, Editorial Tecnos, Madrid, pp. 155-268.
WOLF, E. (2005) “Europa y la gente sin historia” . Fondo de Cultura Económica. México.
Imágenes:
1.https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Potlatch_ceremony#/media/File:Klallam_people_at_Port_Townsend.jpg
2.https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=30441871